jueves, 18 de marzo de 2010


Escuché un sonido hueco, un golpe cavernoso que fue aumentando de intensidad. No digo que no sentí un poco de miedo. ¿A qué me enfrentaba? Hubo un rechinido y algo que pegaba contra la cortina de acero. Luego de un silencio la cortina se levantó lentamente.

―¡Fulvio!

―¡Draga!



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